sábado, 2 de mayo de 2009

Lección 8: ¿Qué les predicaré? f. La conclusión del Mensaje

Si importante es la introducción, muy importante también es la conclusión. Hay dos problemas que se presentan en los predicadores: a unos se les hace muy difícil comenzar el sermón, a otros, terminarlo. Esto último es peor que lo primero. La sabiduría verdadera se manifiesta, no tanto cuando uno sabe como empezar a hablar, sino cuando uno sabe cuando tiene que terminar, y termina. Consideremos, pues, dos aspectos de este asunto:

1. Importancia de la conclusión.-
a) La conclusión resume en pocas palabras todo lo que usted ha dicho. Esto no quiere decir que usted va a repetir nuevamente todo para recordarle a las gentes el sermón que han escuchado, en esta forma la predicación se convierte en “el cuento de nunca acabar”. Se supone que todo esté dicho claramente y que todos hayan entendido.
b) La conclusión aplica, en pocas palabras toda la enseñanza predicada. Si usted, como predicador, no ha podido hacer entender la relación que existe entre lo predicado y sus oyentes, es como si usted hubiera predicado a los bancos del templo. La comprensión de esta relación es un requsito previo para poder hacer una buena aplicación práctica y personal de las enseñanzas expuestas. Las gentes tiene que sentir que se les ha predicado a ellos lo que se les ha enseñado. ¿En qué forma les afecta a ellos?.
c) La conclusión apela al corazón de los oyentes. Durante el desarrollo del men- saje, el predicador apela al intelecto, enseñando y convenciendo a sus oyentes, pero ahora, en la conclusión, el predicador apela a la parte afectiva de la congregación. No predicamos a columnas insensibles, sino a personas. Ellas tienen un corazón que siente. Apela a él.

En este aspecto, el pastor tiene que tener tacto y cuidado. Debe saber hacer buen uso de las capacidades de la personalidad con que Dios a dotado al ser humano con el propósito de evitar extremismos. Hay quien apela solo al intelecto. Dejó una verdad bien explicada, pero no impresionó el corazón ni movió la voluntad para hacer una decisión. Por otra parte hay quien solo apela a los afectos. Hacen de esta parte el blanco de su predicación, aunque no convenza a nadie. Aún cuando la voluntad hace una decisión momentánea, sin embargo las gentes vuelve rápidamente a su pasado por la falta de solidez en la base de su decisión. Los sentimientos son experiencias efímeras cuando no hay una convicción intelectual que le respalde (1 Juan 5:13-15 comp. con 5:2). El predicador debe permitir que el Espíritu Santo sea el que traiga convicción al corazón y sea éste el que le haga sentir la necesidad espiritual. Si el espíritu de Dios no reactiva la mente para que entienda y no dispone el corazón del hombre para recibir, se ha perdido el trabajo.

d) La conclusión impele a los oyentes a hacer una decisión personal por Cristo.- Anteriormente hablamos de dos de las cualidades de la personalidad y su importancia en relación a la conclusión del mensaje. Pero otra de las cualidades es la capacidad de decidir. Tiene voluntad propia. Aunque Dios no obliga a nadie, él siempre apela a la voluntad de los hombres para que éstos le obedezcan voluntariamente. Esta voluntad puede ser presionada o ayudada por medio de exhortaciones piadosas que impelen al individuo a hacer su decisión personal por Cristo.

2. Formas de concluir un sermón:
a) Recapitulación.- Al recapitular, hacemos mención no detallada de los puntos principales, seguida por la aplicación a la vida de los oyentes, una exhortación y un llamamiento para hacer una escisión personal por Cristo o un compromiso formal por aquellos que se le propuso durante la predicación. Se debe tiene cuidado en no caer en repeticiones que alarguen la conclusión y disuelvan el espíritu del mensaje en palabras innecesarias.
b) Con una ilustración o anécdota que ejemplifique toda la verdad enseñada, seguida por la aplicación personal y exhortación comprometiéndolos.
c) Combinado éstas o creando cualquier otra que su mente le sugiera.

1 comentario:

Acerca del Ministerio Luz y Verdad

Luz y Verdad es un ministerio transdenominacional de enseñanza bíblica y teológica, dirigido particularmente a las iglesias locales, con el objetivo de edificar a sus miembros y preparar a sus líderes.

El ministerio fue fundado a fines de la década del 90, por el pastor y misionero cubano Luis Enrique Llanes Serantes, su actual director. A lo largo de todos estos años, el pastor Llanes ha llevado las conferencias y seminarios Luz y Verdad a decenas de iglesias, en Argentina, particularmente en la región patagónica.

Además de las conferencias, talleres y seminarios, el ministerio cuenta con un sistema de estudios bíblicos, teológicos y ministeriales, en tres niveles, y el curso Alfa para nuevos convertidos. Los materiales de estudio usados en ellos, han sido escritos por el propio pastor Llanes, y son de distribución gratuita.

Luz y Verdad cuenta con presencia en Internet, a través de una red de blogs, en los que aparecen escritos y recursos de edificación para los creyentes en general, y los líderes cristianos en particular. El trabajo de edición corre a cargo de la hermana Alba Llanes, hija del pastor Llanes, la cual está radicada en California, Estados Unidos, y ha llevado hasta allí el Ministerio Internacional Luz y Verdad. La hermana Alba también aporta al ministerio, con sus escritos, sus conferencias, talleres y seminarios, así como con sus publicaciones personales por Internet.

Además de que el pastor Llanes es ministro ordenado de la Unión de las Asambleas de Dios, de Argentina, el Ministerio Internacional Luz y Verdad está avalado por COPLEM, el Consejo Pastoral de la ciudad de Puerto Madryn, provincia del Chubut, lugar donde tiene su sede actual.

Luz y Verdad mantiene la postura doctrinal propia de las Asambleas de Dios, en lo que atañe a los conceptos doctrinales fundamentales.