sábado, 2 de mayo de 2009

Lección 6: ¿Qué les predicaré? d. Confección del Bosquejo

LECCIÓN 5

4. ¿CÓMO PODEMOS UTILIZAR EL MATERIAL ACUMULADO?. CONFECIÓN DEL BOSQUEJO.- Ya hemos estudiado acerca de los diferentes materiales bíblicos y extrabíblicos que nos ayudan a la elaboración de nuestro sermón. Durante nuestro estudio nuestro lápiz no se ha detenido en anotar todas las ideas que el pasaje nos ha sugerido todos los versículos que avalan cada idea y cometarios encontrados en el material extrabíblico: ilustraciones, anécdotas, etc. Ya tienes ante tí un caudal de material suficiente, pero todo desordenado. Ahora, ha llegado el momento de aunar y darle orden haciendo uso razonable de éste. Pero ¿cómo vamos a hacerlo? ¿Por dónde vamos a comenzar?. Hay un método sencillo, pero práctico y útil para darle forma definida a las ideas y organizar el material acumulado. Este método es por medio de lo que llamamos en homilética un BOSQUEJO.

¿Qué es un bosquejo? Desde el punto de vista homilético el bosquejo es un resumen distribuido y organizado en una forma lógica por medio de lo que llamamos “puntos” o declaraciones cortas que encierran una idea central y guardan la correlación interna de todas sus partes.
Estos puntos o declaraciones debidamente ordenados son como los eslabones de una cadena, sus ideas van dando pie y se unen lógicamente con la otra que dará un enfoque nuevo o resaltará aspectos diferentes dentro de la idea general.

En bosquejo consta de tres partes principales: a) Una introducción, b) el cuerpo y c) Una conclusión.

a) La introducción es el preámbulo del sermón. Es su parte primera e inicial. De esto su gran importancia. Lo que no logremos aquí no lo lograremos en ninguna parte del sermón. De este hecho se desprende la necesidad de entender cuales son los objetivos de la introducción. Básicamente, la introducción establece un punto de contacto entre el sermón y la congregación. Es el aperitivo que despierta el apetito para oír atentamente la Palabra de Dios. La introducción abarca dos aspectos muy importantes, uno de los cuales se pasa por alto en ocasiones y llega a afectar un buen sermón. Estos dos aspectos son: 1. Introducción personal. 2. Introducción sermonaria.

1. Introducción personal.- El predicador es el portador del sermón, o sea, del mensaje de Dios. Éste no debe comenzar a predicar, sin antes haber establecido contacto personal con la congregación. El predicador debe identificarse con la congregación. De acuerdo a la primera impresión que usted dé, así será su éxito en atraer la atención de la congregación o de predisponerla en contra suya. Un rostro triste, donde se refleje el desánimo, cansancio es funesto; influye negativamente en el ánimo de sus oyentes e impide una buena recepción de lo que va a predicar. Expresiones exhortativas, reprimendas, auto propaganda, resultan pedantes y de mal gusto. Un rostro radiante, afable, sonriente, lleno de vitalidad, producirá buena impresión e influirá en el ánimo de la congregación para escucharle.

El predicador debe saber introducirse en la congregación. Con una sonrisa modesta (no una mueca con forma de sonrisa), saluda a la congregación. Si es posible elogia el trabajo que ha hecho la Iglesia en el lugar y los éxitos que han tenido. Se hace una presentación personal si no lo conocen. Dé su nombre, si tiene o no familia, de dónde viene, y cual es el propósito de estar con ellos, manifieste que se siente a gusto al estar con ellos, así ganará su atención y el corazón por adelantado. Hay predicadores que para sentirse identificados con la congregación cantan un coro inicial o enseñan uno nuevo. Estas y otras formas ayudan para que se establezca un hilo de comunicación entre el predicador y la congregación.
Si es el pastor de la congregación siempre debe presentarse con una palabra de saludo, dando la bienvenida a la congregación y si es posible darle la bienvenida personal a los visitantes.

2) Introducción sermonaria.- La introducción del sermón tiene por objeto tres cosas: 1ro. Captar la atención de los oyentes interesándolos por el mensaje, 2do. Revelar, en esencia, aquello de lo cual se va a predicar y 3ro. Introducir el cuerpo del sermón para explicar el pasaje bíblico.
a) En relación a su duración debe ser corta.- Cuando se dice corta es en relación al mensaje en general. Hay diferentes opiniones en cuanto a la duración de un sermón promedio. Este puede oscilar entre 35 y 40 minutos, aunque hay sermones de menos o más duración que son magníficos y que captan la atención constante del auditorio. Pero hay que entender, por regla general que para mantener la atención de la congregación más de 40 minutos, tiene que ser de un interés especial lo que se predica, de todas formas el predicador debe sentirse dirigido por el Espíritu Santo. La duración de un sermón puede estar sujeta también con el tipo de auditorio, lugar y tiempo disponible. El predicador debe tener sentido común para saber qué tiempo tiene que emplear para su introducción para no dejar a las gentes a la entrada o a mitad de camino. Como sugerencia y en lo que sea posible para un sermón de 40 minutos se puede emplear 5 minutos para la introducción.

b) Dinámica.- El dinamismo de una introducción estriba en la vigencia y actualidad de su presentación. El relato de algún acontecimiento de última hora y que tenga, justo, que ver con lo que se va a predicar; una anécdota producto de una experiencia reciente, una ilustración, una experiencia personal, pero todo esto relacionado directamente con lo que usted va a predicar. Ejemplo: si va a predicar sobre el hijo pródigo y su regreso al padre es incongruente que usted haga alusión, en su introducción, al choque de dos ferrocarriles ocurridos hace dos horas. Nada que ver.

c) Debe contener un principio bíblico en esencia con el propósito de respaldar la verdad bíblica sobre la cual va a hablar.

d) Positiva,- La introducción positiva es aquella que hace reaccionar positivamente a la congregación levantando el ánimo y predisponiéndolos a escuchar el mensaje. Un ejemplo negativo de palabras introductorias al mensaje son las que emiten aquellos predicadores que con razón se han ganado el apodo de “látigos” por las congregaciones. A menudo se les oye decir: “Hermanos, en esta noche quiero predicarles porque la Iglesia está en pecado y tienen que arrepentirse. El juicio de Dios va a caer sobre ustedes porque hay muchos que están dando mal testimonio. El chisme, la murmuración, la carnalidad ha hecho que Dios retire su bendición de en medio de ustedes, bla, bla, bla...¡!¿?===***...---, etc.
Ejemplo positivo: Estas mismas palabras de pudieran decir de tal forma que, diciendo lo mismo y denunciando el pecado, las gentes lo recibirá mejor induciéndolos al arrepentimiento y rectificación: “Amados hermanos, hace algún tiempo atrás oí del caso de una congregación que en sus principios como Iglesia estaba llena del poder de Dios y eran un gran testimonio en medio del pueblo donde estaba establecida. De una forma astuta, Satanás, el cual se ha constituido en el enemigo número uno de la Iglesia , logró introducir en medio de ella celos infundados, contiendas, disensiones, murmuraciones; pecados éstos que lograron hacer mella en la vida espiritual de toda la congregación. Esta congregación, que una vez fue poderosa se sumió en un estado de impotencia producto del mal testimonio y aquella luz quedó opacada ante el mundo. Este ejemplo vivo y real nos muestra la necesidad de estar alerta contra las acechanzas del enemigo que trata de introducirse en medio nuestro, despertando celos carnales que nos dividen, aíslan e imposibilitan que la Iglesia cumpla con su vocación santa en medio de este mundo....etc. etc....

d) Que dé pie para introducir el cuerpo.- Hay ocasiones en que el predicador presenta una buena introducción, pero no tiene éxito para trasladarse al cuerpo del mensaje. Hablan, dicen, repiten y de una forma abrupta, inesperada comienzan a hablar del pasaje pareciendo que no hay conexión entre los dos elementos. Crea un cisma entre la introducción y el cuerpo del mensaje. Todo es porque pasan por alto el buscar una frase, una oración que sirva de enlace entre la introducción y el cuerpo.

Hay muchas frases y oraciones que podemos crear nosotros mismos que nos sirven para estos fines. Por ejemplo, si queremos introducir el tema sobre la posibilidad del joven cristiano para vivir una vida victoriosa, para introducirnos de lleno al cuerpo que ha de desarrollar el tema, pudiéramos decir, dentro de otras formas o cosas de la siguiente forma: “Por cuanto la Biblia nos enseña que el joven cristiano puede ser capaz de vivir una vida victoriosa en Cristo, acudamos a ella para considerar tres de las provisiones dadas por Dios para hacer real esta experiencia: la vida victoriosa. Consideremos, entonces, la primera provisión.....”

Otro ejemplo: Si en nuestra introducción queremos abordar el tema de la necesidad de ser obreros fieles de Jesucristo, después de la parte preliminar de la introducción, usted ha de enlazarla por medio de palabras parecidas a estas u otras que su mente pueda crear: ¿Qué razones tenemos, entonces, para constituirnos en fieles siervos de Jesucristo?. La Biblia habla de muchas razones, pero en esta hora quiero considerar con ustedes cuatro de ellas. En primer lugar.... etc.”. O: “Consideremos el pasaje bíblico que nos sugiere cuatro razones importantes que no debemos pasar por alto...”

Estos dos ejemplos incentivarán tu mente para crear el punto de enlace entre la introducción y el cuerpo. Estas oraciones le dan buen gusto a la introducción y evitan divagaciones y exabruptos y ayudan a captar la atención de los oyentes.

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Acerca del Ministerio Luz y Verdad

Luz y Verdad es un ministerio transdenominacional de enseñanza bíblica y teológica, dirigido particularmente a las iglesias locales, con el objetivo de edificar a sus miembros y preparar a sus líderes.

El ministerio fue fundado a fines de la década del 90, por el pastor y misionero cubano Luis Enrique Llanes Serantes, su actual director. A lo largo de todos estos años, el pastor Llanes ha llevado las conferencias y seminarios Luz y Verdad a decenas de iglesias, en Argentina, particularmente en la región patagónica.

Además de las conferencias, talleres y seminarios, el ministerio cuenta con un sistema de estudios bíblicos, teológicos y ministeriales, en tres niveles, y el curso Alfa para nuevos convertidos. Los materiales de estudio usados en ellos, han sido escritos por el propio pastor Llanes, y son de distribución gratuita.

Luz y Verdad cuenta con presencia en Internet, a través de una red de blogs, en los que aparecen escritos y recursos de edificación para los creyentes en general, y los líderes cristianos en particular. El trabajo de edición corre a cargo de la hermana Alba Llanes, hija del pastor Llanes, la cual está radicada en California, Estados Unidos, y ha llevado hasta allí el Ministerio Internacional Luz y Verdad. La hermana Alba también aporta al ministerio, con sus escritos, sus conferencias, talleres y seminarios, así como con sus publicaciones personales por Internet.

Además de que el pastor Llanes es ministro ordenado de la Unión de las Asambleas de Dios, de Argentina, el Ministerio Internacional Luz y Verdad está avalado por COPLEM, el Consejo Pastoral de la ciudad de Puerto Madryn, provincia del Chubut, lugar donde tiene su sede actual.

Luz y Verdad mantiene la postura doctrinal propia de las Asambleas de Dios, en lo que atañe a los conceptos doctrinales fundamentales.